De las clases presenciales a las aulas virtuales, ¿estamos preparados para este proceso en Chile?

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De las clases presenciales a las aulas virtuales, ¿estamos preparados para este proceso en Chile?

12
Jun,2020

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Se nos plantea un desafío bastante interesante de abordar, sobre todo si consideramos el contexto actual que estamos viviendo como humanidad a nivel global –pandemia por COVID19-, así como también en el caso de nuestro país con sus particularidades, tanto a nivel social como educativo. Analizar una problemática educativa en estos momentos históricos que estamos experimentando en el día a día, nos permite abrir nuestros ojos hacia situaciones que “tal vez” algunos de nosotros en términos generales sabíamos de su existencia, pero que no habíamos dimensionado realmente el impacto y las consecuencias que implicaban. Ahora para nuestro análisis, canalizaremos el proceso específicamente hacia la situación que está acaeciendo a los profesores de los diferentes niveles educativos en el sistema chileno (básico-medio-superior), que dice relación con el uso de la tecnología en el aprendizaje y las dificultades que implica transponer el trabajo pedagógico tradicional del aula hacia los entornos virtuales.

Partamos por definir más concretamente el terreno que vamos a pisar en esta problemática: en el año 2016 salió publicado por el Ministerio de Educación (MINEDUC) en torno al tema de las TICs que [1]“casi la totalidad de los establecimientos educacionales subvencionados del país cuentan con infraestructura computacional y conectividad gratuita…Desde su inicio, el propósito ha sido incorporar las tecnologías de la comunicación e información en escuelas y liceos a fin de mejorar la calidad y equidad de los aprendizajes. En la actualidad, el sistema escolar chileno tiene como desafío la promoción del uso pedagógico de las TICs”. Este dato nos permite trabajar tres áreas en concreto: infraestructura computacional y conectividad, calidad y equidad de los aprendizajes, uso de las TICs con un sentido pedagógico. Si bien contamos con infraestructura computacional (a nivel general, sin mencionar las áreas rurales más alejadas de las principales urbes que cuentan con los insumos para hacer esto posible), ¿estamos haciendo un uso efectivo de las herramientas tanto por el cuerpo docente como por los estudiantes y sus familias? El informe nos menciona que se debe incorporar la tecnología para mejorar la calidad y equidad de los aprendizajes, entonces la pregunta que nace ante este escenario es ¿por qué el uso de la tecnología en los procesos educativos no es algo cotidiano en el aprendizaje de los estudiantes?

Finalmente, ¿por qué se necesita promover el uso de la tecnología con un uso pedagógico? ¿No debería ser una herramienta empoderada en los profesores a la hora de realizar el trabajo con sus estudiantes…los profesores están preparados desde su formación universitaria para trabajar en tecnología y no solo utilizarla como herramienta anecdótica?

Respondamos al primer planteamiento, si bien existe infraestructura computacional y conectividad gratuita, el marco actual de situación que están viviendo los profesores/as demuestra que no existe un uso efectivo de la tecnología tanto por su parte, así como también por los estudiantes, ya que, más allá de las plataformas comunes que hoy debe manejar cualquier usuario a nivel básico -software de ofimática o comunicación por vía correo electrónico- ambos personajes se han visto sobrepasados en sus capacidades para lograr generar un cambio desde las clases presenciales hacia el aula virtual. Evidenciando grandes dificultades para adaptarse con velocidad y efectividad en este trabajo, generando lagunas en la continuidad de los procesos educativos que los estudiantes deben estar desarrollando. A esto le sumamos la inequidad que existe respecto al acceso en tecnología y conectividad de acuerdo al estrato social en el que se vive, zonas rurales con poca señal y presupuesto disponible para invertir en tecnología. Lo que trae como consecuencia estudiantes sin acceso continuo a los procesos educativos que deben llevar a cabo, reduciendo todo al desarrollo de guías (que muchas veces son confeccionadas sin una intencionalidad pedagógica clara). Si bien existen medidas para reducir el impacto de esta situación y apoyar a los estudiantes en dicho contexto, como lo es el programa [2]“La radio enseña” de EnseñaChile que dan clases en forma abierta para dar cobertura a los sectores más complicados, no son suficientes considerando que en algunos casos los apoderados no tienen herramientas para acompañar a sus hijos/as. Ya la dirigente del Colegio de Profesores Paulina Cartagena lo decía en un artículo web, [3]“las clases en línea se limitan a una acción administrativa para salvar el año escolar sin tomar en cuenta las enormes brechas de desigualdad en el acceso a Internet y el aprendizaje de cada educando”.

Pasando al segundo planteamiento, ¿por qué el uso de la tecnología en los procesos educativos no es algo cotidiano en el aprendizaje de los estudiantes? En algunos casos el mayor uso de tecnología que vemos en los profesores/as dice relación con la utilización de presentaciones en PPT (PowerPoint) para realizar su clase y que en varios ejemplos está mal implementada porque sirve más como un espacio para mostrar texto que una herramienta didáctica intencionada con el proceso de aprendizaje. Hay situaciones en las cuales el profesor se remite a leer lo que está expuesto en la presentación, con una interacción casi nula respecto a sus estudiantes. Así pues, coloquemos en nuestra mente lo que está sucediendo en este minuto, profesores que apenas tienen un dominio básico de la tecnología (con las carencias que hemos visto) enfrentados a trabajar en modalidad virtual, con plataformas de aprendizaje y aplicaciones que no son parte de su labor cotidiana. Por lo tanto estamos siendo testigos de profesionales que tienen un manejo básico de la tecnología y poco efectivo en un mundo que está lleno de nativos digitales, cuyas características dicen relación con sujetos donde su socialización es distinta, invierten gran parte de su tiempo en tecnología, procesan la información de diferentes formas, son multitareas, gran parte de su lenguaje es audiovisual, no son lineales, trabajan en red y buscan experiencias de aprendizaje más que exposiciones, son aprendices con auto-formación en YouTube y los tutoriales abiertos.

Finalmente en el tercer planteamiento podemos establecer respecto al fomento de la tecnología con uso pedagógico que es muy difícil de llevar a cabo si la formación de los profesores no la hacen parte ineludible de su malla curricular en forma transversal. Algunos planes de estudio en pedagogía aíslan una o dos asignaturas para el uso de las TICs respecto al resto de cursos que debe trabajar el profesor en formación, por lo cual a la hora del ejercicio práctico en el aula solicitamos como sistema que la tecnología sea parte del proceso educativo, fomentamos su uso, pero desde las bases los profesores siguen siendo formados con las prácticas tradicionales, lo que se traduce en una contradicción del discurso. Claramente estamos fallando en la formación de los profesores, ya que salen al mundo para ejercer sin las herramientas que les pedimos utilizar como un elemento esencial en su propio aprendizaje, ¿cómo pueden trabajar en tecnología el aprendizaje de los estudiantes si ellos mismos en su formación lo ven como un hito aislado?

En conclusión y para ir cerrando nuestro proceso de reflexión, la situación que estamos experimentando nos deja a la luz las carencias que existen en el mundo educativo respecto a la tecnología, aplicaciones, espacios y uso pedagógicos en todo el marco curricular. Seguimos trabajando los procesos educativos con una lógica del [4]aprendizaje asociativo, que por su carácter repetitivo produce una generalización más limitada que el aprendizaje constructivo que permite dar significado a lo aprendido. Por obligación pasamos del aula presencial a la virtualidad, pero manteniendo las prácticas tradicionales a pesar de estar inmersos en tecnología con estudiantes que tienen la necesidad de aprender en ese idioma para poder desenvolverse mejor en el mundo, y dar paso a la creatividad como motor permanente de sus vidas. Es necesario un cambio profundo sobre como concebimos el aprendizaje, y consecuentemente como lo llevamos a cabo.


Bibliografía

[1] Gobierno de Chile. (2016). Reporte nacional de Chile: Revisión OCDE para mejorar la efectividad del uso de recursos en las escuelas. Recuperado de https://centroestudios.mineduc.cl/wp-content/uploads/sites/100/2017/06/SCHOOL-final-impresion_OK.pdf

[2] EnseñaChile. (2020, mayo 28). La radio enseña. Recuperado 29 de mayo de 2020, de https://www.ensenachile.cl/lo-que-hacemos/laradioensena/

[3] Diario El Siglo. (2020, abril 15). Dificultades y brechas en estudiantes ante el Covid-19. Recuperado 28 de mayo de 2020, de https://www.elsiglo.cl/2020/04/15/dificultades-y-brechas-en-estudiantes-ante-el-covid-19/

[4] Pozo M, (1999). Aprendices y maestros. La nueva cultura del aprendizaje. Madrid. Capítulo 3: Los rasgos de un buen aprendizaje. Alianza Editorial. España.

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